Los Relatos Alegóricos Orientales
En
todos estos relatos,
«el Maestro» no
es siempre la
misma persona. Es
al mismo tiempo un
«gurú» hindú, un
«roshi» zen, un
sabio taoísta, un
rabino judío, un
monje cristiano, un místico sufí. Su enseñanza se encuentra en el siglo
VIl antes de Cristo y en nuestro propio siglo XX. Probablemente el
lenguaje del Maestro
resulte misterioso, exasperante
y hasta completamente absurdo para el lector. Estos
relatos no han sido escritos para instruir, sino para «despertar». A medida que
el lector vaya leyendo las páginas
impresas y se debata con el críptico lenguaje del Maestro, es posible
que, sin darse
cuenta, descubra casualmente
la silenciosa enseñanza
que se
esconde en ellas y se descubra a sí mismo despierto y transformado. Esto
es lo que la Sabiduría pretende: que
cambiemos sin ningún esfuerzo por nuestra parte; que resultemos
transformados, lo creamos
o no, por
el simple hecho
de despertar a
la realidad que no son las
palabras y que queda fuera del alcance de las palabras.
1)
Auténtico Milagro
Un hombre se presentó a un maestro y
le dijo:
-Mi anterior maestro ha muerto. Él era
un hombre santo capaz de hacer muchos
milagros. ¿Qué milagros eres tú capaz de realizar?
-Yo cuando como, como; cuando duermo,
duermo -contestó el maestro.
-Pero eso no es ningún milagro, yo
también como y duermo.
-No. Cuando tú comes, piensas en mil
cosas; cuando duermes, fantaseas y sueñas. Yo
sólo como y duermo. Ese es mi milagro.
2) Buscando donde no hay nada
Una noche, un hombre que regresaba a
su casa encontró a un vecino debajo de una
farola buscando algo afanosamente.- ¿Qué te ocurre? -preguntó el recién
llegado. -He perdido mi llave y no puedo entrar en casa -contestó éste.-Yo te
ayudaré a buscarla. Al cabo de un rato de buscar ambos concienzudamente por los
alrededores de la farola, el buen vecino
preguntó:-¿Estás seguro de haber perdido la llave aquí? -No, perdí la llave
allí -contestó el aludido, señalando hacia un oscuro rincón de la calle. -Entonces, ¿qué haces buscándola debajo de
esta farola?-Es que aquí hay más luz.
3) La
historia del zapatero
Dios tomó forma de mendigo y bajó al
pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo: Hermano, soy muy pobre, no tengo
una sola moneda en la bolsa y éstas son mis únicas sandalias, están rotas, si tú
me haces el favor... El zapatero le dijo: “Estoy cansado de que todos vengan a
pedir y nadie a dar”. El Señor le dijo “Yo puedo darte lo que tú necesitas”. El
zapatero, desconfiado, le preguntó. “¿Tú podrías darme el millón de dólares que
necesito para ser feliz?” El Señor le dijo: “Yo puedo darte diez veces más que
eso, pero a cambio de algo”. El zapatero preguntó “¿A cambió de qué?” “A cambio
de tus piernas”.
El zapatero respondió “¿Para qué
quiero diez millones de dólares si no puedo caminar?”. Entonces el Señor le
dijo: “Bueno, puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos”. El
zapatero respondió “¿Para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera
puedo comer solo?” Entonces el Señor le dijo, “Bueno, puedo darte mil millones
de dólares a cambio de tus ojos”. El zapatero contestó “¿Para qué quiero mil
millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis
amigos?” Entonces el Señor le dijo: “¡Ah, hermano! Qué fortuna tienes y no te
das cuenta”.
4) Sé como un muerto
Era un venerable maestro. En sus ojos
había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al
que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había
teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al
discípulo y le ordenó:
-Querido mío, mi muy querido, acércate
al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a
gritar toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un
cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del
lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su
maestro.
-¿Qué te respondieron los muertos?
-preguntó el maestro.
-Nada dijeron.
-En ese caso, mi muy querido amigo,
vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.
El discípulo regresó hasta el silente
cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra
los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó
al instante:
-¿Qué te han respondido los muertos?
-De nuevo nada dijeron -repuso el
discípulo.
Y el maestro concluyó:
-Así debes ser tú: indiferente, como
un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.
5) El Mercader de Camellos
Un mercader de camellos, un árabe que
atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche. Los esclavos
levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los
camellos.
- Hay sólo diecinueve estacas y
tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? -le preguntó un
esclavo al amo.
- Estos camellos son animales tontos.
Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la
noche.
Eso hicieron, y el animal se quedó
quieto allí, convencido que estaba atado.
A la mañana siguiente, al levantar
campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al
amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a
moverse.
- Se olvidaron de desatarlo -dijo el
amo.
Y el esclavo realizó entonces los
movimientos como si lo desatara…
Ésa es una imagen de la condición
humana. Estamos atados a cosas que no existen; tenemos miedo de cosas que no
son…La gente a veces se pregunta: «¿Qué hago para ser feliz?»
6) Afilar el Hacha
En cierta ocasión, un joven llegó a un
campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el
responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó
sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente.
Durante su primer día en la montaña
trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el
primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día. El tercer
día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha
con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.
Cuando el leñador jefe se dio cuenta
del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que
afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo... He
estado demasiado ocupado cortando árboles...
7) El Egoísmo y la Solidaridad
En un reino del Lejano Oriente se
encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el
Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña de un maestro ZEN para hacerle
algunas preguntas. Una vez dentro, le preguntaron:
-¿Qué diferencia hay entre la
solidaridad y el egoísmo?
El maestro contestó:
Veo una montaña de arroz recién
cocido, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas con hambre. Los palos
que utilizan para comer son más largos que sus brazos; por eso cuando toman el
arroz, no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración son
cada vez mayores...
El sabio prosiguió:
-Veo también otra montaña de arroz
recién cocido, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas con hambre. Los
palos que utilizan también son más largos que sus brazos; sin embargo, están
alegres y sonríen con satisfacción: han resuelto el inconveniente, dándose a
comer unos a otros...
8) Las Llaves de la Felicidad
En una oscura y oculta dimensión del
Universo se encontraban reunidos todos los grandes dioses de la antigüedad
dispuestos a gastarle una gran broma al ser humano. En realidad, era la broma
más importante de la vida sobre la Tierra.
Para llevar a cabo la gran broma,
antes que nada, determinaron cuál sería el lugar que a los seres humanos les
costaría más llegar. Una vez averiguado, depositarían allí las llaves de la
felicidad.
-Las esconderemos en las profundidades
de los océanos -decía uno de ellos-.
-Ni hablar -advirtió otro-. El ser
humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin
problema.
-Podríamos esconderlas en el más
profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes-.
-No -replicó otro-. Igual que sería
capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las
montañas.
-¿Y por qué no bajo las rocas más
profundas y sólidas de la tierra? -dijo otro-.
-De ninguna manera -replicó un
compañero-. No pasarán unos cuantos miles de años que el hombre podrá sondear
los subsuelos y extraer todas las piedras y metales preciosos que desee.
-¡Ya lo tengo! -dijo uno que hasta
entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas
del cielo.
-Tonterías -replicó otro de los
presentes-. Todos sabemos que los humanos no tardarán mucho en volar. Al poco
tiempo encontrarían las llaves de la Felicidad.
Un gran silencio se hizo en aquella
reunión de dioses. Uno de los que destacaba por ser el más ingenioso, dijo con
alegría y solemnidad:
-Esconderemos las llaves de la
Felicidad en un lugar en que el hombre, por más que busque, tardará mucho,
mucho tiempo de suponer o imaginar...
-¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?
-preguntaban con insistencia y ansiosa curiosidad los que conocían la
brillantez y lucidez de aquel dios-.
-El lugar del Universo que el hombre
tardará más en mirar y en consecuencia tardará más en encontrar es: en el
interior de su corazón.
Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó
la reunión de dioses. Las llaves de la Felicidad se esconderían dentro del
corazón de cada hombre.
9) La Naturaleza de la mente
Se trataba de un hombre que llevaba
muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el
implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a
descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo
agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol
celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen
realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama.
El hombre se echó sobre ella y estaba
disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría
que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una
bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado,
sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y abundante
comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre
comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un
pensamiento: “¡Qué pasaría si ahora apareciese un tigre!” Apareció un tigre y
lo devoró.
10) Las Dos Vasijas
Un cargador de agua de la India tenía
dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima
de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra
era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde
el arroyo hasta la casa de su patrón. Pero cuando llegaba, la vasija rota sólo
tenía la mitad del agua. Durante dos
años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba
muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que
fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia
imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo
que se suponía que era su obligación. Después de dos años, la vasija quebrada
le habló al aguador diciéndole:
- "Estoy avergonzada y me quiero
disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de
mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.
El aguador, apesadumbrado, le dijo
compasivamente:
- "Cuando regresemos a la casa quiero que
notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio
muchas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sintió
apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía
llevar. El aguador le dijo, entonces:
- "¿Te diste cuenta de que las
flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y
busqué el lado positivo de ello. Sembré semillas a lo largo del camino y todos
los días las has regado; si no fueras
exactamente como eres, hasta con tus defectos, no hubiera sido posible crear
esta bellezas"
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